viernes, 13 de junio de 2014

¡Quiero ser un buen padre!


El grito de ayuda que todo hombre emite al tener en sus brazos a su hijo por primera vez, proviene desde el fondo de su corazón. Al tener en sus brazos a su bebé por primera vez, sabe que se enfrenta a lo desconocido, a algo que es su tremenda responsabilidad, pero que no sabe cómo cumplirla. Quiere que su hijo sea feliz,  seguro de sí mismo, capaz y persona de bien. Se da cuenta que lograr eso es su responsabilidad y que no es nada fácil, porque especialmente no sabe cómo hacerlo.


Los cristianos tenemos en la Biblia un Manual de Instrucciones que es un verdadero tesoro esperando para ser usado. Quisiera compartir algunos de ellos con ustedes:

1. Valoremos a nuestros hijos. Salmos 127: 3 dice:
“He aquí, heredad del Señor son los hijos; recompensa es el fruto del vientre”.

Nuestros hijos son herencia de Dios. Si nuestros hijos son herencia de Dios no estamos hablando de cualquier cosa; estamos hablando de algo de mucho valor. Nuestros hijos no son objetos ni estorbos sino regalos de Dios. Dios los ha puesto en nuestras manos para que los administremos porque Él confía en nosotros.

2. Enseñemos a nuestros hijos a ser íntegros. Proverbios 20:7 dice:
“El justo camina en su integridad; bienaventurados serán sus hijos después de él”.

Debemos ser ejemplo de integridad para nuestros hijos. Ellos nos están mirando siempre. No hay nada que dé más seguridad a un niño que saber que su papá es una persona buena, que no actúa con engaño y que cumple lo que dice.

3. Enseñemos de Dios a nuestros hijos. Deuteronomio 6:6, 7  dice:
“Estas palabras que yo te mando estarán en tu corazón. Las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa o andando por el camino, cuanto te acuestes y cuando te levantes”.

La familia es el lugar principal de enseñanza. Esto quiere decir que debemos procurar que aun nuestros temas de conversación deben compartir nuestra fe en Dios. Nuestros hijos deben vernos practicar nuestras disciplinas espirituales porque ellos, especialmente los niños, aprenden por imitación. Si ellos nos ven orando aprenden a orar, si nos ven leyendo la Biblia desarrollarán amor por las Escrituras, si nos ven disfrutando la vida de iglesia también les gustará participar en ella.

Todos queremos ser buenos padres, tomemos pues el Manual de Instrucciones y pongámoslo en práctica. No somos padres porque hemos traído hijos al mundo o porque los tenemos en casa. Somos padres porque invertimos nuestro tiempo en ellos, valorándolos como persona, mostrándonos como personas íntegras y especialmente guiándolos a conocer más a Dios. La tarea no es fácil pero Dios está con nosotros para guiarnos y sostenernos en el hermoso caminar de ser padres.


Raquel Contreras
Directora General
Casa Bautista de Publicaciones/ Editorial Mundo Hispano

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