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viernes, 5 de diciembre de 2014

¡Imitemos a Jesús!

Si usted supiera que va a vivir diez, quince, veinticinco, treinta o cincuenta años más, ¿cómo le gustaría “gastar” su vida? ¿Qué le gustaría hacer?

Algunas preguntas que debemos responder hoy antes de pensar en el futuro son: ¿Por qué motivo se levanta usted de la cama cada mañana? ¿Qué propósito orienta sus actividades?
¿Cuál es su pasión en la vida? ¿Hacia dónde dirige su vida? ¿Por qué y para quién hace lo que hace?
¿Sabe usted que lo que sembramos ahora lo cosecharemos en el futuro?

Quiero proponerle que ¡Imitemos a Jesús! Jesús ordenaba su programa de actividades, su rutina diaria, alrededor del propósito que el Padre tenía para su vida. Cada persona que sanó, cada sermón que predicó, cada parábola que contó, cada milagro que hizo, cada palabra que dijo y cada oración que elevó al Padre tuvo como fin la salvación de las personas.

Eventos en la vida de Jesús como: Su nacimiento humilde, su bautismo público, la traición de Judas, la negación de Pedro, los latigazos que recibió, su crucifixión y sufrimiento, su sangre derramada, su muerte en la cruz, su resurrección y su ascensión, todos giraron en torno a su propósito de ganar a los perdidos.

Que el ejemplo de Jesús nos motive e inspire a tomar la firme decisión de tener una buena razón para vivir, sirviendo a Dios y haciendo una diferencia para él en el mundo. ¡Imitemos a Jesús!

David Fajardo
Conexiones Mundo Hispano



Nota: Solicite, como regalo, dos presentaciones en powerpoint que le ayudarán a estudiar el libro Los hábitos de Jesús. Pídalas a: familiasbendecidas@editorialmh.org    

viernes, 29 de agosto de 2014

Grande es tu fidelidad


Uno de los himnos favoritos del pueblo cristiano es “Grande es tu fidelidad”. Es el número 230 en el Himnario Bautista. La primera estrofa dice: “Oh, Dios eterno, tu misericordia ni una sombra de duda tendrá; tu  compasión y bondad nunca fallan y por los siglos el mismo serás”.

Este himno ha acompañado a muchos en ocasiones especiales. Siempre recordaré que mientras mi marido yacía en la cama del hospital mis hijos y yo cantábamos este himno a su alrededor, en el momento justo en que él expiró. Era su himno favorito. En ese momento en que nos sentíamos abatidos por el dolor, el Señor nos recordaba que su misericordia nunca disminuye y que su fidelidad se renueva cada día. Esta experiencia con ese himno, en un momento tan fuerte para nosotros, nos ha recordado quién es Dios cada vez que el dolor fuerte o la nostalgia avasalladora nos invaden.

La realidad de quién es Dios está claramente descrita en su Palabra. El autor de este himno la toma y la hace poesía. Porque eso es lo que nos recuerda el versículo de Lamentaciones 3:22, 23: “Por la bondad del SEÑOR es que no somos consumidos, porque nunca decaen sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad”  (VMH).

Cuando estamos siendo “consumidos” por el recuerdo, por el desengaño, por la soledad, por las circunstancias, a veces muy difíciles de la vida, es que debemos recordar que nuestro Dios es un Dios de misericordia que nos mira con compasión y que cada día renueva su bondad hacia nosotros, pues su fidelidad no tiene límite.


Raquel Contreras
Directora General
Casa Bautista de Publicaciones/ Editorial Mundo Hispano

martes, 15 de abril de 2014

¿Por qué debo leer la Biblia?

Muchos de nosotros luchamos con mantener la disciplina de la lectura diaria de la Biblia, aun cuando tenemos toda la intención de hacerlo. Quizá sea porque no entendemos cuán importante es. Solo reconocemos que debemos hacerlo.

Sin embargo, la Biblia misma nos lleva más allá de este sentimiento de culpa y nos dice porqué necesitamos leer las Escrituras. El apóstol Pablo nos dice:

“Pues lo que fue escrito anteriormente fue escrito para nuestra enseñanza a fin de que, por la perseverancia y la exhortación de las Escrituras, tengamos esperanza” (Romanos 15:4, VMH).
Cuatro razones muy claras y vitales de porqué necesitamos leer la Biblia se encuentran en este versículo:

1. Enseñanza. Necesitamos aprender. Un corazón que se deja enseñar y se somete a la sabiduría y autoridad de las Escrituras disfrutará de una vida plena.

2. Perseverancia. Necesitamos perseverar. Las Escrituras nos muestran que nuestro Dios no nos abandona nunca; él es siempre fiel. Aun cuando nos cueste perseverar las Escrituras nos animan a continuar perseverando.

3. Exhortación. Necesitamos ser animados diariamente. Las Escrituras lo dejan claro. Al ser animados vivimos una vida en paz.

4. Esperanza. La esperanza bíblica nos asegura que Dios está en control y que cumple sus promesas. Es en él en quien confiamos.

El mundo ha cambiado desde que la Biblia fue escrita pero su mensaje es el mismo hoy y lo será siempre. Sigamos leyendo las Escrituras, pues solo así cambiará nuestra vida.


Raquel Contreras
Directora General