viernes, 29 de agosto de 2014

Grande es tu fidelidad


Uno de los himnos favoritos del pueblo cristiano es “Grande es tu fidelidad”. Es el número 230 en el Himnario Bautista. La primera estrofa dice: “Oh, Dios eterno, tu misericordia ni una sombra de duda tendrá; tu  compasión y bondad nunca fallan y por los siglos el mismo serás”.

Este himno ha acompañado a muchos en ocasiones especiales. Siempre recordaré que mientras mi marido yacía en la cama del hospital mis hijos y yo cantábamos este himno a su alrededor, en el momento justo en que él expiró. Era su himno favorito. En ese momento en que nos sentíamos abatidos por el dolor, el Señor nos recordaba que su misericordia nunca disminuye y que su fidelidad se renueva cada día. Esta experiencia con ese himno, en un momento tan fuerte para nosotros, nos ha recordado quién es Dios cada vez que el dolor fuerte o la nostalgia avasalladora nos invaden.

La realidad de quién es Dios está claramente descrita en su Palabra. El autor de este himno la toma y la hace poesía. Porque eso es lo que nos recuerda el versículo de Lamentaciones 3:22, 23: “Por la bondad del SEÑOR es que no somos consumidos, porque nunca decaen sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad”  (VMH).

Cuando estamos siendo “consumidos” por el recuerdo, por el desengaño, por la soledad, por las circunstancias, a veces muy difíciles de la vida, es que debemos recordar que nuestro Dios es un Dios de misericordia que nos mira con compasión y que cada día renueva su bondad hacia nosotros, pues su fidelidad no tiene límite.


Raquel Contreras
Directora General
Casa Bautista de Publicaciones/ Editorial Mundo Hispano