Cuando las cosas
marchan aparentemente bien y pareciera que todo está bajo “control”, la vida es
relativamente fácil y llevadera; sin embargo, cuando llegan las inevitables pruebas,
y circunstancias difíciles, buscamos respuestas a una lista de interminables
preguntas como: ¿De dónde viene esta prueba? ¿Para qué esta prueba? ¿Qué debo
hacer en medio de esta prueba? ¿Por qué a mí? ¿Quién me ayudará a soportar y
superar esta prueba?, y muchísimas más.
En cierta ocasión
alguien le preguntó a un herrero que estaba pasando por una prueba muy dura y
complicada: ¿Cómo le haces para mantener la calma y soportar todo el
sufrimiento que esta prueba ha traído a tu vida? El humilde herrero respondió
sabiamente:
“Cuando necesito
hierro de excelente calidad este debe estar bien templado; para lograrlo lo
someto a calor muy intenso y a golpes muy duros para quitarle todas las
impurezas. Solo el hierro de excelente calidad resitirá la prueba y podrá ser
usado en proyectos aun mayores; el hierro que no soporta la prueba se va a
quebrar fácilmente y como no me servirá lo echo al montón de desperdicios. Dios
está haciendo conmigo de la misma manera que yo hago con el hierro. Por medio
del calor y los golpes de las pruebas, él me está capacitando para que llegue a
tener el temple que necesito y pueda ser usado por él en tareas aún más
difíciles. Dios me da el temple por medio de las pruebas”.
Enfrentarnos con una
prueba, sin importar qué tipo de prueba sea, no es precisamente algo que la
mayoría de nosotros quisiéramos experimentar. No nos gustan esas sensaciones de
incertidumbre, de duda, de ansiedad, de presión interna, de angustia que
acompañan a todo tipo de prueba. Sin embargo, gústenos o no, en algún momento,
en la trayectoria de nuestra vida, tendremos que experimentar en carne propia
los latigazos, estirones y dolores que toda prueba trae. Y será entonces, en
momentos así, cuando vamos a necesitar ese temple (fortaleza) que mencionó el
herrero de nuestra historia.
La fortaleza que
necesitamos para soportar las pruebas que vienen a nuestra vida es una
fortaleza sobrenatural que viene desde el mismo cielo. No es algo que podemos
crear por nosotros mismos. Es una fortaleza de naturaleza superior que se
origina en el mismo corazón de Jesús, quien fue el que dijo: “En el mundo
tendrán aflicción [pruebas], pero
¡tengan valor; yo he vencido al mundo!” (Juan 16:33, RVA 2015, énfasis
añadido). Solamente Jesús puede darnos fortaleza verdadera y hacernos vivir en
victoria aun en medio de las pruebas; solo él puede darnos esa fortaleza
sobrenatural que necesitamos en los momentos difíciles; solo él nos puede dar
la sabiduría necesaria para manejar las pruebas que enfrentamos mientras
vivimos en esta tierra.
Quizá usted se
pregunte: ¿De qué manera puedo obtener esa fortaleza sobrenatural? Permítame
decirle que no es algo mágico que viene como resultado del pensamiento positivo
o algo por el estilo. Esa fortaleza divina viene como resultado de una relación íntima y fresca con nuestro
Padre Celestial por medio de la oración y el estudio de su Palabra. Es el
resultado de una búsqueda diaria e intencionada de su presencia bendita en cada
área de nuestra vida. Pero también es el resultado de morir; ¿morir? Sí, el resultado
de morir a los deseos y las expectativas personales, y descansar en el plan
perfecto que Dios tiene aun en medio de la prueba y el sufrimiento.
Es probable que por
ahora todo ande bien en su vida y que no esté experimentando ninguna situación
de pérdida que entristezca su corazón. ¡Gracias a Dios por ello! Pero como no
tenemos forma de conocer el futuro, y no sabemos qué nos traerá el mañana, es
necesario que aprendamos y estemos seguros de algo muy importante: ¡Dios mismo
nos ayuda a pasar la prueba! Después que hayamos pasado la prueba estaremos más
templados y aptos para tareas aun más difíciles.
Además de la lectura
bíblica y el crecimiento en su intimidad con Dios, le recomendamos dos libros
que serán de mucha ayuda:
¡Encuentra a Dios cuando más lo necesitas! de Chip Ingram, y
Sorprendido por su gracia. Dios nunca deja de buscarte, de Tullian Tchividjian.
Solicite el bosquejo del contenido y el primer capítulo de estos dos libros a: familiasbendecidas@editorialmh.org. Consíga los dos libros en la librería cristiana local o en: www.editorialmundohispano.org
David Fajardo
Conexiones
¡Encuentra a Dios cuando más lo necesitas! de Chip Ingram, y
Sorprendido por su gracia. Dios nunca deja de buscarte, de Tullian Tchividjian.
Solicite el bosquejo del contenido y el primer capítulo de estos dos libros a: familiasbendecidas@editorialmh.org. Consíga los dos libros en la librería cristiana local o en: www.editorialmundohispano.org
David Fajardo
Conexiones
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